Magníficat

magnificat

El texto bíblico está compuesto por una gran diversidad de géneros y subgéneros literarios entre los que hay evangelios, cartas, historia de la antigüedad, salmos, poemas e himnos. Entre los himnos podemos encontrar varios de ellos en el evangelio de Lucas precisamente insertados en el relato del nacimiento de Juan el Bautista y Jesús. Uno de los himnos que marca la época Navideña es el que se conoce como el “Magníficat” que se encuentra en el evangelio de Lucas. 

Lucas 1.46 - 47 (RVR60) 

Entonces María dijo:

Engrandece mi alma al Señor; 

Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador

Las circunstancias en las que se pronuncia esta alabanza representan un verdadero reto para la juvenil María. Quien lleva un embarazo que se produce por voluntad divina pero que pondrá en duda su reputación. Aun así, la noticia que el ángel Gabriel le ha dado a María se describe como una acción que se origina en la gracia de Dios.

Lucas 1.30 - 31 (RVR60) 

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 

En este sentido podemos entender que la gracia de Dios para nuestras vidas se manifiesta en acciones divinas, que igual que a María, pueden poner a prueba nuestra capacidad de creer y confiar en el Dios que nos ha mirado con favor. El asunto es que el plan de Dios para salvar al mundo, siempre ha incluido a personas que pueden entender que las dificultades en la realización de ese plan serán finalmente vencidas.  

Es por eso que María puede engrandecer el nombre del Señor y esta alabanza se ha convertido en un himno de afirmación en la voluntad divina desde la experiencia de una jovencita humilde de Galilea. Este himno revela el carácter de Dios y su preferencia por los humildes, los pobres, los sin poder. Revela que esos son los que vencen en el reino que vendrá y que se encarna en Jesús. 

En estas Navidades el Magníficat nos invita a ver más allá de los eventos recientes. Para entender que, aunque la experiencia de ahora sea difícil y dura, está enmarcada en la buena y perfecta voluntad de Dios. La mejor manera de expresar una respuesta es en alabanza y adoración.  

No le demos espacio a la tristeza, a la desesperanza que nos quita la canción de nuestras bocas.  

Estas Navidades más que en cualquier otra tenemos que cantar. Como dice el corito: “Cantemos, cantemos, con júbilo y alegría. Cantemos, cantemos, porque ha nacido el Mesías”.