Día de Reyes

diadereyes

Hoy en día, el relato de los Tres Reyes Magos que la tradición nos ha enseñado, genera asombro, alegría y también algunas preguntas.

En mi niñez, en casa, se repartían regalos el Día de los Reyes por convicciones más políticas que religiosas. Para nosotros, que éramos tres varones, era una crisis tener que esperar al 6 de enero para recibir los juguetes. Gloria a Dios que nuestras abuelas tenían otras convicciones y nos daban regalos el día de Noche Buena o Navidad, dependía de a quien visitábamos.  

Todavía recuerdo uno de esos Día de Reyes, que encontramos que el pasto que dejamos en las cajas de zapatos, estaban regados por toda la casa. Lo cual era una muestra clara de que los camellos se habían detenido por allí y habían comido parte del pasto que le dejamos. Obviamente nos habían dejado regalos. ¡Que poderosa es la imaginación!. 

Dejando atrás esas lindas memorias de la niñez, se hace necesario repasar el relato de los tres Reyes Magos.

Mateo 2:1-6 (RVR60) 

1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 

   6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, 

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; 

Porque de ti saldrá un guiador, 

Que apacentará a mi pueblo Israel. 

 En el texto, Mateo, inmediatamente menciona al rey Herodes. Quien en el relato se sorprende que vengan de oriente unos magos a adorar a un niño que ha nacido. Ya la cosa entonces se complica porque Herodes era el rey, pero no era él a quien venían a adorar. A este rey, Herodes el Grande, se le reconoce por su carácter violento contra aquellos que percibía como enemigos. Aunque fueran familiares. El relato bíblico así lo confirma.

Sin duda que el nacimiento de Jesús representa un problema para los que ostentan el poder político y lo ejercen con represión, violencia e injusticia.  Aunque estos gobernantes se proyecten igual que Herodes, con una supuesta actitud de reverencia, sabemos que buscan al niño Jesús, pero no para adorarle. Pues luego se generan actos de violencia contra los más vulnerables: los niños.

¿Y qué hicieron los religiosos de aquella época? Aparte de decir dónde habría de nacer el niño, no hicieron nada. Esos mismos religiosos, más tarde, también se apuntaban para señalar los milagros de Jesús los sábados. Para señalar a las mujeres. Para convertir el Templo en una cueva de ladrones. Para ponerle límites al perdón, entre otras cosas. Finalmente, para planificar la muerte de aquel niño que una vez vino a ellos como el mayor regalo de Dios, pero prefirieron no adorar. Quizás estaban tan embelesados por el Castillo de Herodes que no pudieron ver al verdadero Rey.

La persecución que se desata por orden de Herodes obliga a que María y José se refugien en África. Sí, así es, porque Egipto está en el Continente Africano. Así que, de pobreza económica, de persecuciones, de vivir como refugiado, de injusticias…de eso Jesús sabía porque lo vivió en carne propia. Mientras Herodes estaba en su palacio coordinando la masacre de los niños, y los religiosos embelesados, Jesús el niño estaba entre los refugiados, entre los pobres, entre los sabios que le buscan para adorarle.

Yo no sé si eran tres reyes o eran más, pero es interesante estudiar bien todo el relato bíblico.  Aún los regalos tienen un valor simbólico sumamente importante. Sin embargo, el relato es mucho más amplio que lo que tradicionalmente celebramos.

Lo que más me gusta de este relato es que esos sabios de oriente, que quizás no eran muy apreciados por su nacionalidad, sus creencias y de los cuales no se esperaba gran cosa; esos sabios eran sabios de verdad. Porque no se dejaron impresionar por las presunciones de nadie, por el poder, por los palacios, ni por la religiosidad, por nada. Mantuvieron su propósito de ir a adorar al Rey que había nacido. A Jesús.

A mi me parece que nosotros estamos desafiados por la palabra de Dios en estos días de Navidad, más que en otras épocas del año, a ubicarnos entre los que adoran a Jesús. No solo para afirmar que los Reyes Magos son símbolo de la apertura a la salvación para los gentiles, o sea nosotros. Sino para que afirmemos que, al optar por esto, también nos ubicamos en el camino junto a Jesús, a su proyecto de salvación.

Me sigue gustando la tradición de los Reyes Magos. Me encanta dar y recibir regalos. Mirar las estrellas en el cielo y sobre todas las cosas, lo que más me gusta, es Adorar a Jesús.